La superstición es algo que nos encontramos en nuestro día a día, en los objetos, en las calles, en las situaciones y también los animales. A pesar de que siempre caemos en la superstición del gato negro, hay muchas otras situaciones con animales que llevarán a todas aquellas personas supersticiosas a creer que toda la mala suerte del mundo caerá sobre ellas.
Lo común: los gatos
Desde siempre los gatos negros han ido unidos a la existencia de mala suerte. Durante la edad media, estos animales estaban estrechamente relacionados con cuestiones de brujería y utilizados para conjuros de la época hasta llegar a pensar que las brujas de aquellos tiempos llegaban a convertirse en gatos negros con la mala suerte que ello conllevaba.
En la actualidad hay muchas supersticiones con estos animales como el hecho de que un gato negro te mire o simplemente encontrarte con uno de estos, en ocasiones, inofensivos animales por la calle. Por suerte las tradiciones y esta superstición ha sabido avanzar y superarse, ya que en tiempos antiguos hasta eran asesinados para alejar la mala suerte que estos transmitían.
Peces de acuario
La superstición que recae sobre los peces de los acuarios también viene de épocas antiguas ya que era el símbolo que los cristianos utilizaban normalmente para representarse en la civilización romana. Los cristianos fueron perseguidos tras haber dejado huella con este símbolo y es por esta razón por la que desde entonces la existencia de un acuario con peces se considera un símbolo de mala suerte.
Buhos y lechuzas
Puede que sean, sin lugar a duda, los animales con más supersticiones tras su imagen, sobre todo en lo referente a sus cantos. A pesar de que los buhos y las lechuzas son aves totalmente benignas y en lo referente a moda estuvieron muy de moda en las pasadas temporadas, también se consideran uno de esos animales en los que nunca confiar si de suerte se habla.
La primera de las razones por la que son considerados animales que atraen la mala suerte, es que su vida transcurre en la noche, esas horas oscuras en las que son más propicias que ocurran las cosas malas. Otra de las razones es porque, al igual que los gatos, eran los fieles acompañantes de magos y brujos convirtiéndose desde ese momento en animales malignos.
De este modo, no confíes nunca en un buho ni en una lechuza, sobre todo cuando en mitad de la noche oigas su canto. Las lenguas antiguas cuentan que cuando escuchas cantar a un buho cerca de una casa es pronóstico de muerte cercana.