La herradura es un símbolo mágico que está considerado como uno de los talismanes más antiguos del mundo y sus aplicaciones esotéricas van desde su poder para protegerse del entorno, disipar dudas o conflictos, hasta conseguir deseos o atraer la buena fortuna.
Las herraduras son piezas de hierro en forma de U que se clavan a los caballos para proteger sus pezuñas del desgaste. La creencia en su poder para atraer la buena suerte y las supersticiones asociadas a ellas viene desde la antigüedad y no está exenta de simbolismo mágico y espiritual. Colocar los extremos de la herradura hacia abajo nos ofrecerá protección, mientras que ponerla al revés, con los extremos hacia arriba, será más eficaz para llamar a la suerte. ¿Te gustaría conocer el origen de su fe? Te contamos cómo usar su poder para atraer la buena fortuna a tu vida.
Origen y significado
Su forma se asemeja a la de otros símbolos de buena fortuna, como el medio círculo o la media luna creciente, el óvalo y la U. El hierro del que están hechas se asocia con la fuerza y el poder. Su poder radica en la fe de que su silueta en forma de semicírculo, unión del círculo que traza el sol y la luna creciente simboliza la fertilidad y la buena suerte, tanto en las culturas antiguas como en la actualidad.
La herradura ha sido un talismán poderoso en todas las épocas y de todos aquellos países en los que la cría de caballos estaba extendida. Aunque fueron los griegos los que introdujeron el uso de la herradura en la cultura occidental, allá por el siglo IV, y tenían la creencia de que era un símbolo de buena suerte, la tradición atribuye a San Dunstan el poder especial contra el mal si se cuelga sobre la puerta de una casa.
Según la leyenda, Dunstan era un herrero que gracias a su fe llegaría a ser arzobispo de Canterbury en el año 959 d.C. Este recibió un día la visita de un hombre que le solicitó unas herraduras para sus pies, unos pies con una forma sospechosamente parecida a las pezuñas de los animales. Dunstan reconoció inmediatamente en el figura de ese hombre a Satanás, y le explicó que para realizar tal trabajo era necesario encadenar al hombre a la pared. De este modo San Dunstan realizó un trabajo tan doloroso sobre el diablo encadenado que a este no le quedó más remedio que pedir misericordia. El herrero se negó a soltarlo hasta que el diablo juró solemnemente no entrar nunca en una casa donde hubiera una herradura colgada sobre la puerta.
A raíz de esta historia, otras supersticiones se han unido a la fe popular. La creencia más extendida es que la herradura debe encontrarse, no debe ser comprada ni regalada. Hallarla es un buen augurio, especialmente si la persona que la encuentra escupe sobre ella y luego la arroja por encima del hombro izquierdo. De este modo, la fortuna durará todo el tiempo que los clavos permanezcan en ella. También se dice que si doblas uno de los clavos de una herradura y formas con él un anillo, siempre que lo lleves puesto evitarás enfermedades.
La herradura y su historia
La herradura es considerada desde la antigüedad un poderoso amuleto capaz de traer fortuna y de ahuyentar los malos espíritus.
- Los griegos hicieron las primeras herraduras, las cuales eran fabricadas con hierro, un elemento que ya entonces se creía que ahuyentaba el mal; y en forma de una luna de cuarto creciente, considerado desde los druidas un símbolo de fertilidad y fortuna. A todo ello, hay que añadir que para fijar una herradura a un caballo son necesarios siete clavos. El mágico número siete, cuya creencia perdura hasta nuestros días gracias a los babilonios y egipcios. Los romanos al ser muy supersticiosos continuaron con la práctica, que se extendió por todo el Imperio, y con ellos por toda Europa.
- Ya en la Edad Media, sobre todo en el momento de más esplendor de la caza de brujas, la herradura se usaba para ahuyentarlas. Se creía que las brujas se desplazaban montadas en escobas porque temían a los caballos, y huían de cualquier cosa que se relacionara con los caballos, como las herraduras. Incluso llegaron a enterrar a mujeres acusadas de brujería con una herradura en su ataúd por este motivo.
- En Rusia a los herreros se les considera dotados para realizar magia blanca contra la brujería, y los juramentos de matrimonio, los contratos comerciales y la compraventa de propiedades se llevan a cabo sobre yunques usados para martillar herraduras.
- En las Islas Británicas, la herradura se mantuvo como potente símbolo de suerte hasta bien entrado el siglo XIX.
- La herradura y su poder para atraer la buena suerte es una de las supersticiones con más tradición que llega hasta nuestros días. Es por ello, que no es de extrañar que actualmente la podamos encontrar representada en joyas, tapices e incluso en los logos de las empresas.
Uso de la herradura para atraer la buena suerte
Para atraer todo su poder la herradura en cuestión debe cumplir ciertos requisitos. Lo ideal es encontrarla, sin embargo, quizás tengas que salir a su encuentro. Si es tu caso, elige "tu" herradura dejándote guiar por el instinto. Pero hay algo universal, la herradura debe ser de hierro, como ya hemos señalado, a este metal se le atribuyen propiedades mágicas para atraer la suerte y al mismo tiempo mantienen alejados a tus enemigos. El número de clavos que ha de tener es siete, aunque existen otras creencias que aseguran que a mayor cantidad de clavos mayor fortuna traerá.
En la mayor parte de Europa, el Medio Oriente, y en América Latina, las herraduras de protección suelen colocarse boca abajo, pero en algunas partes de Irlanda y Gran Bretaña la gente cree que las herraduras deben colocarse mirando al cielo. No existe un criterio único sobre si la herradura debe abrirse hacia arriba o hacia abajo. En general se sostiene que con las puntas hacia arriba la herradura es protectora, mientras que con las puntas hacia abajo derrama la fortuna sobre quien pasa por debajo. Esta última posición es la que se usa habitualmente cuando se ubica en una casa o una habitación, el lugar elegido en este caso debe ser sobre el dintel de la puerta. Pero, si quieres que tener suerte, debes poder tocarla de vez en cuando. Otra opción son los llaveros con forma de herradura, que también protegerán el lugar al que las llaves pertenecen.