Soñamos con una persona de la que hace tiempo que no sabemos nada de ella y, de pronto al día siguiente, ésta nos llama por teléfono. Queremos ver una vieja película y al encender la TV comprobamos que la están proyectando en este momento. Necesitamos alguna cosa y en poco tiempo alguien nos la regala. Vamos de compras y nos encontramos por casualidad con alguien con quien necesitábamos hablar, pero no había forma de localizarla.
¿Coincidencia? ¿Casualidad? No. Es el principio de la Sincronicidad.
¿Qué entendemos por Sincronicidad?
El médico psiquiatra suizo Carl Gustav Jung (1875 ? 1961) fue la figura clave de este término, para explicar la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido pero de manera acausal.
O dicho de otra forma, la Sincronicidad es una coincidencia temporal de dos o más sucesos relacionados entre sí de forma no causal, cuyo significado es igual o parecido, en la que está implicada algo más que la mera posibilidad aleatoria. Ocurren al mismo tiempo dos o más sucesos que se corresponden a un mismo sentido, sin que haya entre ambos una relación de causa y efecto.
La interconexión del mundo con nosotros
El mundo está interconexionado entre sí a muchos niveles. Todos los eventos simultáneos, tanto los físicos como los psíquicos y los metafísicos, son partes de una determinada situación en un momento concreto, lo que nos hacer recordar la famosa frase de Aristóteles: "El Todo es mayor que la suma de las partes". Esto explica que, cuando nosotros cambiamos, todo cambia a nuestro alrededor y que es prácticamente imposible que nuestras vidas carezcan de significado.
El pensamiento Taoísta "lo que es arriba es abajo" y el concepto metafísico " lo que es potencial en la mente que se materializa y que encuentra su expresión en la vida" están en sintonía con este principio, según el cual algo que estaba latente y que podemos presentir como potencialmente "nuestro" se materializa en algo real, ya sea una pareja, un trabajo mejor, un fallecimiento, una ruptura, un cambio de domicilio, una afición nueva, etc.
Así, lo que aparece nuevo en nuestra vida solemos pensar que es algo exterior a nosotros, como si nos cayera del cielo, pero en realidad, si aplicamos estos conceptos, lo hemos "creado" nosotros sincronizando nuestros pensamientos con determinados sucesos que estaban ocurriendo en ese momento, reflejando fielmente aquello que estábamos sintiendo o pensando en un tiempo determinado.
Pequeñas señales cotidianas
Estos acontecimientos que se sincronizan para conseguir un fin, son señales que indican que nos hallamos en el sendero adecuado, pero también nos pueden advertir que no es así, si los acontecimientos son contrarios a nuestros deseos: tenemos una cita con un pretendiente al que apenas conocemos y en el momento de marchar no encontramos las llaves de casa. Después de un rato buscándolas las encontramos y, ya en la calle de camino a la cita, un coche nos salpica y nos mancha el vestido, lo que nos obliga a volver a casa a cambiarnos.
¿Son un cúmulo de casualidades negativas o son señales que nos están indicando que no vayamos a esa cita? El principio de la Sincronicidad relaciona entre sí hechos que en apariencia son independientes, para hacerlos converger precisamente en ese lugar y en ese preciso instante.
La Sincronicidad y su relación con el Tarot y otras artes mánticas
Es este principio el que hace que en el Tarot el consultante escoja precisamente un Arcano y no otro, cuando realiza una pregunta, y este Arcano se adhiera a la situación personal del consultante. Y es el mismo principio el que hace evocar en la mente del echador de cartas una serie de ideas oníricas, y no otras, en respuesta a la pregunta formulada a las cartas del Tarot.
En virtud del fenómeno de la Sincronicidad el consultante, durante un momento determinado de su vida, no extrae las cartas de forma casual, sino que inconscientemente acaba eligiendo las que mejor representan su situación en ese momento de su vida.
Así cuando una persona selecciona unas cartas del Tarot y no otras, o lanza las tres monedas del I Ching, estas elecciones "accidentales" entran en la descripción del momento que se observa y forman parte de él, y aunque esto sea insignificante para la mentalidad moderna, es muy significativa para la mentalidad mística.
En la mente moderna, la elección de las cartas o el número de caras o anversos de las monedas serían un acto banal y sin significado. En la mente mística se afirma que la carta, el hexagrama, la moneda, el astro o la runa que resulta en un momento específico, coincide con éste tanto de un modo cualitativo como temporal.
Admitir en nuestra vida el sentido de la Sincronicidad
Si asumimos la idea de la sincronicidad nuestra vida tendrá un sentido más allá del físico, pues todo acontecimiento que tengamos y todas las personas con las que nos crucemos durante nuestra vida deberemos entenderlo como parte de un conjunto global de sucesos por el que tenemos que pasar y no nos sentiremos como víctimas de nuestra propia existencia.
Al admitir que todos estamos conectados entre sí, también tendremos que asumir más responsabilidades, no sólo con nosotros mismos, sino incluso de cara a los demás, pues todo aquello que nos está ocurriendo contribuye al sentido de nuestra vida.
Debemos confiar y ser positivos, pensando que todas las circunstancias se sincronizarán a nuestro favor, y olvidar el pensamiento de que la vida es una lotería.